·
Inquietud, nerviosismo, ansiedad, temor o
angustia.
·
Deseos de llorar y/o un nudo en la garganta.
·
Irritabilidad, enojo o furia constante o
descontrolada.
·
Deseos de gritar, golpear o insultar.
·
Preocupación excesiva, que se puede incluso
manifestar como la sensación de no poder controlar nuestro pensamiento.
·
Pensamiento catastrófico.
·
La necesidad de que "algo" suceda, para
que se acabe la "espera".
·
La sensación de que la situación nos supera.
·
Dificultad para tomar decisiones.
·
Dificultad para concentrarse.
·
Disminución de la memoria.
·
Lentitud de pensamiento.
·
Cambios de humor constantes.
·
Depresión.
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